"Todo en esta vida nos es útil, si tenemos interes en aprovecharlo" A. Calder

foto perfil: Fernando Aceves

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lunes, 25 de abril de 2011

FAQ's

Al mismo tiempo de platicar a cerca de la monotonía que abunda en las diferentes realidades que vivimos todos los dias, hablábamos del vaiven de las cosas que hacen que los dias tengan sentido, de cómo la actitud te cambia la vida, para bien o para mal, de lo que cambia si aprendemos que los miedos no se acaban, pero se hace la diferencia cuando somos nosotros quien los manejamos y no ellos a nosotros. En algun momento de la noche, supimos que de pronto estamos viviendo en una realidad creada por ciclos que se repiten y que la raíz de la mayoria de ellos (si no es que de todos) siempre es la misma... Resulta que nos encontramos con preguntas frecuentes.


¿Por qué a mi? ¿Por qué yo? ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué no lo encuentro? ¿Por qué tú sí y yo no? ¿Por qué te vas? ¿Por qué no me haces caso? ¿Ya no me quieres? ¿Soy importante? ¿Por qué no me escuchas? ¿Por qué no lo hace otro? ¿Por qué no me amas? ¿Por qué no me llevas? ¿Por qué no tengo trabajo? ¿Por qué no vienes? ¿Por qué no me das? ¿Por qué no me compras? ¿Por qué no me crees? ¿Por qué no? ...


Sucede que vive uno pidiendo. No es que esté mal pedir o esperar algo, es solo que no buscamos el equilibrio entre el pedir y el dar. A veces los cambios sutiles en el lugar indicado pueden ajustar la realidad.


Pienso que si cambiaramos el "¿Por qué?" por un "¿Para qué?" y nos lo preguntáramos a nosotros mismos y no al otro, tal vez la mitad de la pregunta estaría resuelta.







Por cierto, nunca dijimos que fuera fácil.




domingo, 24 de abril de 2011

Para vivir hay que querer


«Querida Shoske, tú eres el único pariente que nos queda. Has sido una hija obediente, perfecta. Ahora que te vas, ya no tenemos nada más que hacer en esta vida. Le hemos perdido el interés. Te necesitamos para un último servicio. Tu madre y yo, a pesar de que estamos en buena salud, hemos decidido morir... No, no creas que vamos a suicidarnos. De ninguna manera. Vamos a abandonar la existencia, eso es todo. Tú nos enterrarás... Para vivir hay que querer. Cuando se deja de querer, la vida se acaba
.»

Donde mejor canta un pájaro. 1992


viernes, 22 de abril de 2011

Mudanza


Hace unos meses cambie parte de mi vida a otro lugar. He invertido bastantes energías en entender lo que está pasando, lo que provocamos que suceda, esta forma de vida en la que todo te puede inspirar, en la que todo es un lienzo listo para que pintes el mundo, te pone a dar vueltas antes de dar el siguiente paso. Cuando empecé a empacar me di cuenta que tenía más cosas de las que creía tener, que ese espacio pequeño parecía una bodega de lo sucedido desde hace, mínimo, unos 10 años. Al mismo tiempo me di cuenta de que la cantidad de cosas no era proporcional al valor que representaba cada una, muchas veces guardé objetos que sabía que no me servirían, pero esa incapacidad de decir "no", hizo que el espacio fuera más pequeño cada vez.

La mudanza fue por partes, hay veces que se hacen escalas para tomar un poco de aire, para re-ordenar las emociones y hacer un inventario de lo que llevas en el equipaje. Transcurren los días y el tiempo cambia, nos cambia, de pronto los días terminan antes de que me de cuenta y las noches han sido tan generosas que le encuentro el sentido a cuidar mi sueño casi tanto como mis sueños cuidan de mi. Por cierto, últimamente he tenido sueños lúcidos con más frecuencia, hay imágenes que me abren la puerta hacia lo que he tenido dentro desde siempre, emociones que me definen y que, sinceramente, aun no conozco del todo, situación que es emocionante, un reto.

Siempre me ha gustado viajar, trasladarme, desde salir de casa todos los días y recorrer unos cuantos kilómetros, hasta las pocas pero muy valiosas ocasiones en que esa distancia se ha convertido en horas de vuelo, en sonidos distantes, en idiomas lejanos. He perdido la cuenta de los pasos que he dado en esta "etapa" que comenzó casi con el año, invierto tiempo en caminar y conocer nuevas rutas. Una noche, después de un concierto en el que mis compañeros me hicieron saber, sin palabras, que además de construir un proyecto de vida artística impulsado por la sinceridad de nuestras ideas, también estamos construyendo una hermandad con raíces que van creciendo a veces sin control y recorren nuestros cuerpos y mentes haciéndonos parte del mismo árbol; esa noche, regresé caminando a casa ("al final del día, siempre vuelves a casa"), no se si fue la sensación que aun permanecía entre mis manos por las notas que nacieron esa noche, no se si era el frío que no deja de entrar cuando dejas la ventana del corazón abierta, pudo ser el efecto de las risas interminables... No sé que lo provocó, pero vino esa escala inevitable, el inventario. La verdad es que no tuve que hacer mucho esfuerzo, a primera vista reconocí lo que venía conmigo, mis hermanos, mis padres, mis abuelos, nuestra historia, nuestra espiritualidad que nos ha dado la razón de seguir caminando en muchas situaciones... los maestros que me han dicho que las ideas son más importantes que las notas y las experiencias más que los títulos y el rol que juegues en este viaje... Los arquetipos que me han enseñado a ser y saber por qué somos... Los lazos cada vez mas fuertes que hay entre mi gemela de alma y yo... Los días que crecen, maduran y se han convertido en años de búsqueda, donde el recorrido es más importante que la meta... Ahí me di cuenta (otra vez) que tenía más de lo que pensaba, que no hay huecos que llenar, que el espacio que hay es el lugar de algo que está por llegar, lo nuevo que viene se acomoda y se une a lo que ya está y permanece.
Ann dice que para recibir lo que uno desea hay que quitarse primero lo que uno no desea, dejarle espacio a lo que se quiere para que entre y fluya la realidad, el presente. Concuerdo con ella y con las situaciones que llegan y lo demuestran...
Decir gracias es poco, poner fe en lo que viene lo hace más interesante. Ella también dice que es solo el comienzo, creo que es un buen momento para no dejar de caminar.

lunes, 4 de abril de 2011

Nos vemos luego


"El encuentro de dos impuntualidades es lo más parecido a la cita perfecta".

Eso fue lo primero que dijo cuando nos encontramos por tercera vez sin habernos llamado antes, sin ponernos de acuerdo. Ni siquiera teníamos nuestros números de teléfono, en gran parte porque él no tenía celular, decía que salía de su casa para no sentirse atado y el teléfono lo ponía en un estado de "perseguido" o al menos de "invadido" en su andar cotidiano por diferentes caminos (no calles) de las ciudades más grandes del mundo.

A pesar de las piedras en el camino, el frío en los brazos y el peso de llevar en la mente y el corazón una creatividad especial, auto-suficiente, los pasos de Adolfo nunca dejaron de ser constantes y firmes, avanzando entre los rincones de la vida que las personas le prestaban para que las llenara con registros graves y tonalidades azules. Armado con un sax tenor y con la actitud de "aquí y ahora", nos enseñó que el tiempo es relativo y que cada uno hace que la Tierra gire a la velocidad que indican los pasos que damos sobre ella. Una vez hicimos un tema que trataba de unos niños que se divertían acelerando el día y alargando la noche dándole cuerda al planeta o tirando un ancla hacia la nada. De ese tema solo tengo el recuerdo de lo que sentí cuando terminamos de tocar, kilómetros de carcajadas nos impidieron continuar, aprendimos que el lenguaje de la música nos estaba abriendo los sentidos para aplicarlos a cualquier otro lenguaje, como el de la sabiduría, el de la felicidad y en el idioma que aprendimos desde niños.

De pronto era habitual encontrar, en un día cualquiera, un sax atravesado entre el tráfico, el ocaso, los arboles y los bunkers disfrazados de restaurantes. Hace años que no sucede, no he vuelto a escuchar ese sax mas que en mi memoria. Trato de no pensar en eso, como haciendo que me distraigo para provocar que vuelva a suceder. Obviamente no pasa, esta danza del encuentro no programado es insobornable. Mi mente me pone una cama suave en medio de la luz y me platica que esas tonalidades azules están acompañando el camino de los gitanos que le han dado abrazos a Adolfo, se lo merece.

Aquí abajo, un regalo que conservo como pretexto para no olvidarme de uno de mis mejores amigos.






"NARDIS"
óleo sobre madera
2004