"Todo en esta vida nos es útil, si tenemos interes en aprovecharlo" A. Calder

foto perfil: Fernando Aceves

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sábado, 11 de enero de 2014

Sin azúcar, por favor.

No sé cuando empezó, no sé por qué empezó, pero tengo una adicción al café. Ya sé, que en nuestros tiempos y en un país como México, cualquiera puede decir eso. Sin embargo siempre he sido un tanto ñoño con las cosas que me apasionan y quiero investigar o hacerlo parte de mi cotidianidad o de mi quehacer diario o... en otras palabras, "intensear".

El Gabo Puentes me ha compartido mucho groove con su batería y uno que otro golpazo con su técnica de arte marcial. Después de sonar juntos un tiempo, también empezamos a compartir el gusto por el café (incluyendo la parte de ser ñoño). Me invitó a un lugar que abrieron hace poco en nuestro barrio, el dueño, el señor Juan,  es el editor de una revista de Café que se llama Cafés de México, bimestralmente la publican con lo que se está viviendo a cerca de la industria cafetalera en México principalmente y en el mundo, sin olvidar la parte emocional y ritual del café.

Don Juan nos cuenta de los granos de café, de Arabiga, de Robusta, del tostado, del horario de recolección, de la altura. Aprendí de los métodos artesanales como las prensas y el dripper. Se habla de cafeterías que están cerca y de estados como Veracruz o Oaxaca. Todo lo que tenga que ver con el consumo de café. De starbucks no se habla, porque ellos venden malteadas e internet y eso, como dice don Juan, no tiene nada que ver.
 Siempre pido dripper y a ultima vez me dijo que si no probaba el Clever, me iba a perder para siempre de las mejores notas de frutos rojos de ese tostado.

Luego uno ya no puede tomar café en cualquier lado o con cualquier persona, lo sé, debo ser insoportable bajo esa influencia. No obstante, ya quiero otro café, cuento las horas, aunque no las tazas.


martes, 10 de septiembre de 2013

Veintiocho


Nada de esto fue cronológicamente planeado, pero el padre de mi abuelo tuvo a mi abuelo a los 27 años de edad, su primer hijo de no sé cuantos.

Luego el otro abuelo tuvo a su hijo, mi padre, a los 27 años de edad.

Mi padre fue el segundo de 9 hermanos. Después a sus 27, sin duda, nací. Y ahí voy, a romper como siempre, con las tradiciones familiares; pasan mis 27 y no tuve a nadie.

Hoy se acabaron mis 27 y con ellos la crisis que supongo entendida está, con lo que escribo arriba. Aunque confieso que sí me llamó la atención al punto de cuestionarme lo que he hecho, la verdad es que nunca había estado más contento de lo que ha pasado en estos años por aquí.
Ya sabía que los caminos que uno elige tienen sus propias curvas, sus limites de velocidad, sus grietas, sus paisajes y mientras más auténticos, mejor para uno. Sin embargo, hoy lo comprendí, en otras palabras, me cayó el veinte y no estoy más que satisfecho.

No es todo lo que voy a decir de que le estoy sumando otro 1 a mis años, pero sí es algo que tengo en la mente listo para ponerlo en las líneas.
Y en cuanto a las tradiciones rotas con mi firma, son varias que ya no cabrían aquí, empezaré a hacer la lista.

jueves, 10 de enero de 2013

San Miguel y los nuevos caminos

 El sábado fuimos a San Miguel. Sabia que habia estado en ese lugar pero no pude decir hace cuanto tiempo.  A Ella le gusta viajar y lo ha hecho por el mundo. Eso es como esas cosas que te llegan porque estabas en el lugar adecuado o porque alguien con muchas influencias divinas se pone de tu lado.
Ya quedamos que el tiempo se mide por las cosas que te pasan y con ella empiezo a vivir lo que en varios años sucede, o las sensaciones que se acumulan en varios atardeceres. La velocidad empieza a ser relativa. Poco a poco hemos ido acumulando kilómetros que ya no sé si son más que todas las palabras que nos hemos dicho para ponernos al dia de lo que ha pasado, en lo que nuestros caminos se juntaran.



En la primaria nunca fui muy popular ni muy invisible, estaba como esos que ves por ahí, de vez en cuando. En la secundaria también y fue ahí donde nos conocimos aunque Ella no lo recuerda.
Yo tenia los dientes chuecos, problemas en la espalda, el pie plano y una timidez como rascacielos con la que tenía que lidiar todos los días que empezaban a las 5 y media de la mañana. Ahora pienso qué bueno que no se acuerda de mi en ese tiempo! Así mejor, si se acordara no me hubiera dicho que sí cuando la invité a comer a su propia ciudad. A veces la mala memoria juega para mi equipo.

Después de varios kilometros estábamos en las alturas intercambiando recuerdos. A veces las cosas nuevas superan los planes. Y cuando la noche superó la tarde los pies nos llevaron a varios parques. En el cielo había globos y estrellas, cosa habitual de la primera semana del año que después se convirtió en la primera de nuestros días. Las cosas nuevas continúan. Bienvenidas.







jueves, 3 de enero de 2013

La vida es para siempre

Hoy desperté en casa de mis padres y no sé por qué soñé con Ruth.
Íbamos juntos en la primaria, que queda al lado del mercado que construyeron para que más gente viniera a vivir a la colonia en la que pasé muchos años, creciendo o dejando de ser niño. No lo sabíamos pero eramos vecinos, hasta segundo año nos enteramos que nuestras casas estaban viéndose, una frente de la otra. También eramos vecinos de salón, hasta que me cambiaron de turno a la mañana, porque decía mi madre que los de la mañana andaban más despiertos y que así podría salir a la una y media de la tarde y alcanzaría del agua de limón que había en la comida. Me convenció. 
En ese tiempo empecé a jugar basketball como cualquier niño que puede imaginar que la calle es una cancha profesional, con público y todo. Otra cosa que yo no sabía era que la cancha en la que yo jugaba la había puesto el papá de Ruth, así que yo había jugado en su estadio tantas veces como se me antojara. Para esto ya eramos amigos. 
No había día en que no escuchara que Ruth salía para irse a la escuela o a veces la encontraba cuando iba saliendo de su casa y yo entrando a la mía. Una vez, no la vi y pensé que por fin se había ido de la escuela para ser basketbolista profesional aunque la idea no cuadrara con la realidad ya que seguíamos en la primaria. Luego me enteré que la regresaron a su casa porque le habían sacado sangre de la nariz, por cierto, con un balón de basket.
La cancha pasó de ser un estadio a una sombra para cuando venían a verla sus amigos y sus pretendientes, yo la veía y me daba cuenta cual le gustaba y cual no, mientras la cancha seguía siendo olvidada, con la llegada de los años y de las citas. Ruth me contaba que siempre la había pasado bien con sus novios pero que cuando se casara solo se iba a dedicar a su familia. 
Nunca lo pensamos, pero cuando nos dimos cuenta nuestras vidas se habían separado casi tanto como nos separaba nuestra edad de los años 90's. Pero la sensación de tener una amiga ahí, cruzando la calle, seguía siendo tan reducida como el espacio en donde nos poníamos a andar en bici hace ya muchos años, a nuestros papás no les gustaba que nos fuéramos muy lejos. 

Un día salí de casa y había mucha gente en su patio, me dio frío y pensé que era el invierno. Volví y la gente ahí seguía. Yo venía de hacer una de tantas pruebas a las escuelas de arte que luego me llamarían para ponerme un numero y darme clases. Tenía muchas cosas que contarle, quería al menos encontrármela en la calle y saludar a su bebé que estaba creciendo muy rápido. Con todo, me aguanté el frío y confié en que de pronto la vería a pesar de que yo ya no pasaba tanto tiempo en la casa, ni en la colonia. 
Si hubiera sabido a qué iba esa gente a su casa, me hubiera aguantado otro año sin escuela y sin arte. Nadie la había visto en un tiempo y la encontraron por allá tirada, donde antes eran los campos a donde íbamos a jugar futbol. Yo seguía con frío, con mis cosas para contar y mi amiga ya era un cadáver. No lloré, huí. Pero luego uno se da cuenta que no se puede huir de lo que uno trae puesto y yo ya la traía en mi infancia, cosa que no es tan fácil de quitar. Luego si lloré, encerrado en el baño, porque pensé que las lágrimas se iban a confundir con la regadera. Y me quedé entonces con mi historia, con mi balón de basket, con mis ganas de decirle que iba a extrañar los patines que usábamos en el patio, que algún día ella me iba a atender en su clínica después de un agotamiento que pasa después de las giras, que su hijo tenia sus ojos, que había sido de mis mejores amigas. 
Nunca me enteré de cuando quitaron la cancha, ya no vivo ahí, pero siempre que voy saludo a sus papás y me dan un ejemplo de que la vida es para siempre. De vez en cuando veo a su hijo que ya ni me conoce. De vez en cuando la recuerdo. Mientras sigo esperando encontrármela y entonces contarle todo lo que me ha pasado desde que no había despertado. 

jueves, 27 de diciembre de 2012

Ahora

Hablamos de que el tiempo es lo que a uno le sucede, más allá de los segundos, las horas, los años. Y aquí viene la memoria a ponerse de mi lado y encuentro que las letras no tardan mucho en reconciliarse con nosotros. O más bien que vengo a hacer las pases con ellas, a fin de cuentas, las letras no tienen la culpa que uno agarre caminos que dicen "callejón sin salida" o "solo tránsito local". Debería haber letreros de "idealizar bajo su propio riesgo, no se aceptan reclamaciones".
Las nubes se mueven y seguimos en el tema de que a uno le pasan las cosas que quiere que la pasen y que van a medir el tiempo. Por aquí han sucedido muchas, que me hacen sentir que viví veinte años en 700 días, o que me mudé 10 veces a la misma casa, hay personas que insisten en que ya tengo que ir pensando en cuando voy a tener un "Janito", así le dicen mis tías al hijo que ellas juran que voy a tener, porque de niño cuando me preguntaban mi nombre yo decía "Jan"
He perdido un poco la línea que separa las letras de las fotos y la música o de los escenarios, cosa que me gusta porque siento que mi vida se va haciendo de más caminos y abarca cosas que me gustan más cada vez. Antes me hubiera negado a que algo bueno nacía de perder algo. Ahora que lo pienso, seguir perdiendo cosas me hará bien, ir soltando. Así que empiezo a quitarle los alfileres a las fotos que ya están casi borradas. Fotos que tienen personas y momentos dentro, no se si cuando quito los alfileres se caen las fotos o se caen las personas. Igual se van y ese es el punto.

domingo, 19 de junio de 2011

Por hoy

I
Cuando era niño tenía tantas ganas de comunicarme que no pude esperar e inventé mis palabras, mi idioma. Era como un español imaginario en el que se valía usar formas, colores, sabores que ayuden a los sonidos. Mi hermana era la única que me entendía completamente y eventualmente, casi toda la gente a mi alrededor adoptó el idioma. No muchos lo recuerdan ahora, pero yo me lo sé todo, tengo varios diccionarios dentro.

II
Mi papá y yo jugábamos a ser guerrilleros en el patio de la casa que no era grande, pero era completamente una zona que queríamos tomar, una zona de guerrilla en la que no faltaba el calor, la arena, el bosque, los escondites, armamento y por supuesto, ocultar la identidad con pasamontañas, aun libres de la influencia de cualquier Subcomandantemarcos o algún plan alterno de la ETA. La batalla se ganaba cuando nos íbamos cabalgando. Mi vehículo eran los hombros de mi padre.

III
Tuve un televisor digital plano, después uno digital curvo, luego un blanco y negro que había que levantarse para cambiarle de canal, luego uno de bulbos y ahora no tengo ninguno. Viví la historia en reversa.

IV
Si volviera a nacer ocuparía ese tiempo para devolvérselo a la gente que he dejado esperándome por llegar tarde. Me caga ser impuntual.

V
Aunque es un recurso no renovable, siempre hay tiempo, siempre.



Eso es todo lo que por hoy, tengo que decir.

viernes, 10 de junio de 2011

Luna


La luna puede dejarse ver esta noche y conducirnos por un buen camino.

Puede alumbrar los lunes y tambien los domingos.

Puede inspirar amor, puede inspirar olvido.

Puede tener muchas caras, pero ninguna me gusta si no estoy contigo.