"Todo en esta vida nos es útil, si tenemos interes en aprovecharlo" A. Calder

foto perfil: Fernando Aceves

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miércoles, 30 de junio de 2010

"Alzar la mano y acariciar las estrellas"


Mi auto se detuvo a los 150 000 kilómetros, en un cruce de la ciudad que no tiene nada que ver con estas letras. Dicen algunos que con eso le puedo dar la vuelta casi 4 veces al planeta en donde vivimos. Otros dicen que es demasiado, que ellos no viajan tanto en el coche para cuidar ese mismo planeta; y otros, con las mejores intenciones de seguir encaprichando su ego me dicen que es muy poco, que ellos llevan el doble o el triple, que ellos sí viajan de verdad. He aprendido que el viaje está dentro de uno, que las cosas que uno va conociendo a través de los kilómetros reflejan algo que tenemos en una esfera que se vuelve transparente cuando proyectamos desde nuestro interior lo que hemos vivido. No sirve de mucho entender varios idiomas, tener mil fotos de lugares lejanos, acumular millas, si uno tiene las alas guardadas para pulirlas en casa, para no usarlas, encerradas con párpado de piedra, sin color.

Maravilloso es entender las varias formas en las que hemos podido viajar...
De pronto, sin esperarlo, uno se encuentra en medio de la luz tenue que regalan las estrellas, una se mueve y empuja a las demás, lentamente se descomponen los colores y el aire se vuelve la linea melódica del presente, una nota, luego otra, silencio largo y sobre él reaparecen las nubes, cinco cuerdas y yo ya no sé qué tan lejos estoy de la Tierra, (de nuevo la distancia viene en el equipaje). Levantas un brazo y las estrellas son palpables, nacen unas de otras, salpican sabiduría por su modo de cantar, la linea se vuelve espiral y se convierte en el abrazo más largo de todos, la vibración recorre todo el cuerpo y a la mitad del universo uno es parte de todo, sin ser imprescindible pero sí importante, sin ser la luz pero perteneciendo a ella, sin ser el sonido, pero obedeciéndolo.

El aterrizaje, después de varios días, te devuelve al lugar donde empezaste, pero las cosas que había en las maletas ya no son las mismas, porque es bueno deshacerse de las partituras escritas con los mismos sonidos una y otra vez, de las cuerdas que nos vuelven máquinas, que se meten a crear vicios y hacernos creer que es la vida real. Y como el viaje está dentro de uno mismo, decidimos cuanto dura, improvisamos la linea que vamos a seguir, no importa su forma, no vamos a regresar por el mismo camino. Vienen las siguientes melodías.